miércoles, 30 de julio de 2014

FLOGIO

HIJO DE DEÍMACO
Amazonomaquia. Sarcófago. 180 d.C. Louvre

Flogio es el tercer hijo de Deímaco que acaba engrosando las filas de los Argonautas. Sus hermanos Autólico y Deileonte le acompañan en sus aventuras. Primero en la expedición de Heracles contra las amazonas para hacerse con el cinturón de oro de la reina Hipólita, y luego en la expedición en busca del vellocino de oro. 

Abandonados en tierras hostiles por Heracles, los tres hermanos se las apañan para sobrevivir, y conquistarse a los habitantes de la zona estableciendo prosperas relaciones con ellos. Al ver aparecer a viejos conocidos a bordo del Argos, y sintiendo morriña por su hogar, Flogio y sus hermanos ocupan los bancos de la nave vacíos por el abandono o muerte de alguno argonautas. (ver Autólico y Deileonte) 

Según Robert Graves la vida de estos tres inquietos personajes iba a discurrir por los caminos comerciales, y una vez de vuelta a su tierra, no iban a aguantar mucho sin emprender nuevas y enriquecedoras empresas.

"Autólico y sus hermanos Flogio y Deileonte pronto se cansaron de Trica, su ciudad natal en Tesalia. En el segundo verano después de su regreso, acompañados por Argo, hijo de Frixo, hicieron una visita a Samotracia en la época de los Grandes Misterios y se iniciaron en ellos; después, regresaron a Sinope, donde los sencillos paflagonios les acogieron con lágrimas de alegría. Ahora que Hércules había quebrantado el poder de Troya, y el de Cólquide se había debilitado con la muerte de Eetes y la pérdida de casi toda la flota colquídea -pues no había regresado ni una sola de las naves que salieron en persecución de Jasón-, Autólico y sus hermanos consiguieron el monopolio de las mercancías orientales y se hicieron fabulosamente ricos. A su muerte se convirtieron en héroes oraculares."

Los hijos de Deímaco embarcados en dos expediciones  en busca de objetos de oro, son abandonados en precaria situación en la primera: enfermo uno, con un tobillo torcido otro; y se incorporan tarde a la segunda. Aún así Flogio y sus hermanos le dan la vuelta a la situación, se ganan a los habitantes, y luego, aprovechando la crisis en la zona, se hacen ellos mismos de auténtico oro y aún por encima acaban rindiéndoles honores. (Como directores de cualquiera de nuestros bancos no tenían precio)  

  

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